COMENTARIO: En este libro encontramos un bello diálogo de la poesía con el amor, la familia y la maternidad. Un parto a todas luces que se escinde entre la mirada del poeta y su práctica vital, testigo del alumbramiento, desde lo prenatal a los primeros y últimos pasos. El escenario y el tiempo que corresponde al caos que habitamos. […]El oficio del poeta es, de cierta manera, volver a la infancia, pero Albeiro Arias va mucho más allá, es capaz de asistir a su propio nacimiento, de abrir los ojos y encontrarse con el mundo por primera vez.
Henry Alexander Gómez
Amanece, cuerpo escindido, es un viaje en el que se entrecruzan las aguas primeras de la vida, silencio y grito, semilla y fruto que anida en el vientre, como un pequeño pájaro que bebe los asombros de la madre y luego se resbala hacia la puerta del mundo para ver una luz distinta, la voz del padre-madre que le cuenta enigmas, árboles, caídas, caminos sin señal, tierra y llanto. Este libro es un canto amoroso del poeta al hijo, que escucha el latido del mar, al acercarse a la pequeña caracola de su corazón.
Nana Rodríguez
Amanece, cuerpo escindido, propone desde la dedicatoria y los epígrafes, la entrada al tema del nacimiento del hijo, pero también del alumbramiento de la palabra que intuye la vida desde el vientre. Lo demás es el periplo del nacimiento como desgarramiento del ser, el llamado del amor y la conciencia de existir en la trinidad terrena del hijo, la madre y el padre. […]En lo más sincero y profundo de su creación poética, el conjunto de los presentes textos, vienen a representar la consagración de la temporalidad de la palabra por el hijo que va a nacer, por el hijo nacido y su ser en el mundo.
Nelson Romero Guzmán
En epigrama revelador la poesía recorre el antes, en y luego de la vida en este libro de Albeiro Arias. Afuera la bala, la oración, la palabra ciega, la muerte y su cizaña. […]Este libro festeja en la voz del padre, la madre y el hijo, y al final en la mirada del ascendente, la dulce y dura agitación del mundo interior, en lenguaje limpio, ungido de imágenes.
Hernando Guerra Tovar