Autor: Santiago Mutis (Ver perfil del autor)
$35.000
Ficha Técnica
Idioma: Español
Isbn: 978-958-8596-51-8
Tamaño: 13.5 x 21 cm
Tipo de papel: Propalibro
N° de Paginas: 80
Presentación: Tapa blanda con solapas
Resumen:
La presente antología Algunas prosas y otros poemas, de Santiago Mutis Durán, es un precioso tejido de emociones y reflexiones alrededor del Arte. El autor logra fundir, en una misma intención poética, disímiles formas de expresión como la reseña, el esbozo, el relato, la crítica o la memoria, para darle a la poesía una dignidad más allá de sus esquemas tradicionales de escritura. Al leer estos textos, sentimos que el mundo de Hopper, de Van Gogh o de Segal nos piensa y que la luz reflexiona (“el talento de la luz”); nos asombra la idea de que el destino del arte es el de ver muy adentro de los hombres: “La arquitectura es la naturaleza propia del hombre. George Segal es un escultor, un hombre que ve muy adentro de los hombres”. Así mismo, nos seduce poder concebir que el pintor trabaja con el pensamiento de la luz: “Reverón, en su insólita vigilia, ve a los objetos sumergidos en una transparente oración, alimentándose de luz…”, “Pinta como quien recoge frutos del paraíso”, además que pinta para “ayudarnos a morir”; también Lorca trabaja para “entrar en el canto de un ave, como a una jaula…” Así es como la poesía de Santiago Mutis trabaja a fondo el sentido último del artista y es capaz de adentrarse en la atmósfera de un cuadro o de una escultura para narrarnos su mundo. El presente ejemplo de concisión y madurez de una antología, hace gravitar en su centro el poetizar y el pensar. De esta manera, Santiago Mutis nos hace decir que la mejor crítica de arte es aquella que podría hacerse a través de la poesía, él que disfruta haciendo lo uno y lo otro, logra fundir con acierto esos dos mundos posibles del lenguaje.
Este libro puede leerse de varias maneras: como lo que espera Hopper de su propio arte: “una respuesta de los lugares que pinta”, como una espiritualidad del espacio y también como la rebeldía del artista por verse a través del otro: “Artaud defiende con ira/ la llama que vive en Van Gogh”. La presente antología tiene la virtud de no valerse de la obra de arte para reproducirla descriptivamente, sino para auscultar sus maravillas al interior del hombre. La pintura vive aquí, como la niña que habita en una mansarda, donde el arte que al negarse a morir, se crea con la muerte.
Nelson Romero Guzmán