Postal de la memoria

Sospecho que estas palabras llegan a mi ventana después de una larga migración. Cuando llueve el terror conozco a la mariposa que vuela en otro tiempo y a la poeta que denuncia su rostro de arcilla, que corta el silencio como a una fruta negra… En mi ciudad de cielo prestado, alguien que se alimenta de mayúsculas, me ha invitado al incendio de su escritura, a tu fuego verde: ¡poesía! GONZALO MÁRQUEZ CRISTO, poeta y ensayista. La osadía de la imaginación opone a la arrogancia de un mundo aplastado por el orden, la lucidez de una caligrafía en libertad. Contra todo desaliño y exuberancia verbales, su azorada tinta ejerce una erguida y rotunda vigilancia, cuyo balance es la sobriedad y la economía, en aras del fulgor puntual? El secreto del mundo está en el diálogo y el forcejeo entre la levedad y pesantez. El agua ?ese espejo derramado- revela el abrazo de la claridad. Cielo e infinito se cruzan y se fecundan. Esta poesía apuesta a las dos caras. HENRY LUQUE MUÑOZ, poeta (sobre Óyeme con los ojos). Poseída de un fuego que no se apacigua, de un silencio que es agonía y rigor, de una palabra que pone en juego todo su ser, Luz Helena Cordero ha publicado dos libros de poesía, ÓYEME CON LOS OJOS y CIELO AUSENTE, que son como su sombra y la proclaman como una poeta intensa, desbordada por un deseo que siempre señala lo que está más lejos como carencia, como isla del sueño. GUILLERMO MARTÍNEZ GONZÁLEZ, poeta y editor