Presencia del amor

Fernando Soto Aparicio empezó escribiéndoles poemas y acrósticos a las niñas del colegio donde estudió sus primeros años de primaria. A los quince años, viviendo en Santa Rosa de Viterbo, un periódico de la capital publicó su extenso poema «Himno a la patria», lo que causó conmoción entre sus familiares y conocidos, y en los círculos poéticos del país. Y desde entonces, la poesía ha sido su refugio, su territorio de intimidad, de reflexión y de silencio creativo. Ha publicado quince libros de poemas (al tiempo con cuarenta obras más, entre novelas, cuentos, ensayos y literatura juvenil). Su producción poética abarca distintos campos. Y esta antología, a la que le colocó el nombre de «Presencia del amor», es la compilación de una parte de su poesía amorosa, que se canta, se copia por los enamorados en sus cartas, se declama y se recuerda, porque ya pertenece a la memoria colectiva de todo un pueblo.