Un actor de niebla y rio

Un actor de niebla y río es un libro elaborado como una pieza artesanal, llena de hilos, de sabiduría, de diálogos, de escenas y de metáforas en las que reluce la voz genuina y cálida de Jáiber. Niebla y río —trocha y telaraña— suscitan un modo singular de imaginar la trama, de construir el paisaje físico y afectivo de los personajes. La niebla abraza, aunque no quite el frío; la trocha abre el camino, lo ciñe y lo contrae. De allí que como metáforas del amor y de la vida, exponen al lector ante la paradoja, ante la contradicción inevitable de lo humano, de su imprevisibilidad. Si la pérdida, la incertidumbre, la búsqueda y el reencuentro fueran los temas centrales del relato, el amor sería lo indisponible, lo inaprehensible. El amor siempre diluye. No persiste intacto en el paso del tiempo. Al final, solo quedan destellos desde lo que parecen las sombras —el pasado—. El tiempo presente, lo que el lector atestigua, está en las formas en las que lo divino y lo terrenal se encuentra, en las intermediaciones entre el cuerpo y el alma.