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Darío Sarago. Fusagasugá, 1983. Desde unos convulsivos años en que la necesidad de silencio lo llevaba a leer en las alturas de los techos, hasta cuando logró apropiarse del estudio en que su hermano había cultivado la biblioteca familiar, su relación con la literatura ha sido similar a la del aprendiz de brujo con la escoba en el poema de Goethe. Como él principió a conjurar elementos mágicos con que sobrellevar la extraña carga del mundo. Desde luego, también como él, falló, aunque obtuvo algunas satisfacciones mínimas.
Su obra la conforman asimismo el libro Tantas vidas arrebatadas (Estudio sobre la desaparición forzada de personas en Norte de Santander) y algunos artículos de cine. Es creador del Importantismo, movimiento en cuyo primer y único manifiesto afirma que “filosofía es cuando la poesía se pone seria”, y que “por el Importantismo sólo pasa lo importante, como por la luz del Sol la Tierra”.
