Autor: Pedro Licona (Ver perfil del autor)
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Los autores tienen el deber moral y religioso de explicar que, estos relatos, nada tienen que ver con la leyenda del ánima sola o de celestina abdénago, quien se negó a auxiliar a Jesucristo a la hora de sus padecimientos. Al margen de ese sentimiento cristiano, los autores quieren traer a colación que en los años cincuenta y sesenta, el pueblo de Quibdó, tenía la creencia que existía una persona que cagaba solitaria, como alma en pena, por las calles del pueblo, en horas de la noche. Y había una razón para que los viejos incentivaran el temor; Era prohibir a los muchachos la circulación por las calles, en la madrugada. Los muchachos recibíamos una educación en torno al temor y los mayores sabían que podían controlar a sus hijos de esa manera. La verdadera intención de volver al Quibdó de los años cincuenta o sesenta, es la de mantener esa ligazón cariñosa con la tierra y la gente que rodeaba y rodeará nuestros sueños por los siglos de los siglos. Los relatos o anécdotas o gracejos de aquella época son sinceros, sencillos y bien intencionados, porque no hay una mejor razón para vivir sino recreando la memoria del pasado, en una sociedad de sana convivencia, alegre, respetuosa de los valores morales que deseamos siempre mantenga buenas razones de hermandad.
Ficha Técnica
Idioma: Español
Isbn: 978-628-95416-4-9
Tamaño: 13.5 cm x 21 cm
N° de Paginas: 74
Presentación: Tapa blanda