Autor: Santiago Martinez Mendez (Ver perfil del autor)
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La inmortalidad no existe para falsos dioses. – Tal vez sea mi maldición escoger caminos que solo yo podré recorrer; ser tan apasionado me hace sentir con mayor intensidad todo lo que me rodea. Siempre pensé y analicé las cosas desde perspectivas variadas, cambiantes y obtusas. Nunca me importaron los seres que no veían más allá de lo que tienen enfrente. Comprendí la temporalidad, las personas, los hábitos, los vicios y hasta nuestra propia familia; todo se convierte en ese dolor de cabeza que carcome nuestro interior. En el fondo, y no es por ser pesimista, sabemos que algo nos defraudará, pero aun así sigue existiendo ese sentimiento de esperanza: esta vez por fin será diferente. Anhelamos la salvación; creemos en el cambio, en esa posibilidad sana, en la resurrección de lo que nunca tuvo vida, en la restauración con oro de lo roto, creemos en la revolución de las guerrillas y también creemos en las promesas de los que en algún momento juraron defendernos; tenemos fe en la humanidad con valores que nos vendieron en clase; soñamos aun con esa utopía que nos muestran en los comerciales televisivos de refrescos, en donde todo es colorido y feliz; incluso deseamos muchas cosas que no tienen sentido, pero para nuestra propia desgracia… vivimos entre espejismos e ilusiones.
Para infortunio de los contemporáneos, la humanidad poco tiene de humano, excepto el hecho de cometer infinidad de errores, de sentir esa sensación y ese placer que nos compromete a pecar en contra de nuestra moralidad; el desenlace de estas acciones cada vez es más predecible.
Ficha Técnica
Idioma: Español
Isbn:978-628-7643-11-6
Tamaño: 13-5 cm x 21 cm
N° de Paginas: 148
Presentación: Tapa blanda